Wikipedia

Resultados de la búsqueda

domingo, 23 de abril de 2017

LA NOVELA DE POSGUERRA. 4º ESO Y BACHILLERATO


 LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1939-1974.

CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL: EL FRANQUISMO

    La derrota de la República en la Guerra Civil (1936-1939) da paso a la dictadura del general Francisco Franco (1939-1975), que se extenderá cuasi cuarenta años. 
    La vida cultural de este periodo estará condicionada por el descabezamiento de las élites intelectuales: a la muerte de Unamuno, Valle o Machado, hay que añadir el el asesinato de Lorca y el exilio de numerosos intelectuales y miembros del 27, tales como Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, etc. 
    Este periodo estuvo también marcado por la represión de quienes habían participado en la guerra en el bando republicano, así como de aquellos que se habían mostrado favorables a la República, y por la restricción de las libertades básicas: de expresión, de prensa, de asociación, de culto... La censura y la autocensura condicionaron la creación literaria. 

LA NOVELA DE LOS AÑOS CUARENTA

    El periodo bélico del 36 al 39 se caracteriza por la producción de obras sobre la Guerra Civil que, a excepción de las novelas de Manuel Chávez Nogales (A sangre y fuego: héroes, bestias y mártires de España), suelen ofrecer una visión maniquea y partidista del conflicto. Un buen ejemplo es Madrid, de corte a checa, obra de Agustín de Foxá en la que se ofrece una crónica de los años de la República y de la situación en Madrid después del golpe de estado desde la perspectiva del bando sublevado. 

    Ya en los años 40 continúa esta misma línea temática de exaltación del ideario falangista, marcada por un fuerte sentimiento de rencor y violencia hacia los perdedores de la guerra. 
    Al margen de esta vertiente, las dos tendencias características de esta década son la novela existencial y la novela tremendista: 

La novela existencial
La novela existencial refleja la realidad asfixiante de la posguerra, a través de protagonistas que viven una paralizante sensación de fracaso. Sin embargo, no existe en estas obras una crítica política o social, sino que abordan la situación exclusivamente desde la experiencia personal de sus personajes: marcados por la angustia individual y la experiencia de la muerte. Destacan las novelas Nada, de Carmen Laforet, y La sombra del ciprés es alargada, la primera novela de Miguel Delibes.

La novela tremendista

La novela tremendista supone una variación de la novela existencial, centrándose en la recreación de la atrocidad y la violencia y en la descripción minuciosa de episodios brutales; estos remiten a elementos de la tradición literaria como la picaresca, el naturalismo o el esperpento de Valle-Inclán. La máxima representante del tremendismo es La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, publicada en 1942.


FRAGMENTO DE  TEXTO DE LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE, 1942

Esta es la novela más representativa del tremendismo porque plasma la crudeza del medio rural de España. Su protagonista está condenado a muerte y  narra en primera persona su vida intentando justificar sus crímenes (mata al amante de su hermana, a su esposa Lola, a su propia madre...) presentándolos como resultado de la miseria, ignorancia y violencia extrema en la que se crio.  Vemos, pues, como en la novela subyace la idea del determinismo ambiental que ya encontramos en la narrativa naturalista. 

    El nacer del pobre Mario -que así hubimos de llamar al nuevo hermano- más tuvo de accidentado y de molesto que de otra cosa, porque, para colmo y por si fuera poca la escandalera de mi madre al parir, fue todo a coincidir con la muerte de mi padre…Si Mario hubiera tenido sentido cuando dejó este valle de lágrimas, a buen seguro que no se hubiera marchado muy satisfecho de él. Poco vivió entre nosotros; parecía que hubiera olido el parentesco que le esperaba y hubiera preferido sacrificarlo a la compañía de los inocentes en el limbo. ¡Bien sabe Dios que acertó con el camino, y cuántos fueron los sufrimientos que se ahorró al ahorrarse años! Cuando nos abandonó no había cumplido todavía los diez años, que si pocos fueron para lo demasiado que había de sufrir, suficientes debieran de haber sido para llegar a hablar y a andar, cosas ambas que no llegó a conocer; el pobre no pasó de arrastrarse por el suelo como si fuese una culebra y de hacer unos ruiditos con la garganta y con la nariz como si fuese una rata: fue lo único que aprendió... Un día -teniendo la criatura cuatro años- la suerte se volvió tan de su contra que, sin haberlo dado ni deseado, sin a nadie haber molestado y sin haber tentado a Dios, un guarro (con perdón) le comió las dos orejas. Don Raimundo, el boticario, le puso unos polvos amarillitos, de seroformo, y tanta dolor daba el verlo amarillado y sin orejas que todas las vecinas, por llevarle consuelo, le llevaban, las más, un tejeringo los domingos; otras, unas almendras; otras, unas aceitunas en aceite o un poco de chorizo... 


FRAGMENTO DE TEXTO DE LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE, CAMILO JOSÉ CELA

Tenía una perrilla perdiguera -la Chispa-, medio ruin, medio bravía, pero que se entendía muy bien conmigo; con ella me iba muchas mañanas hasta la Charca, a legua y media del pueblo hacia la raya de Portugal, y nunca nos volvíamos de vacío para casa. Al volver, la perra se me adelantaba y me esperaba siempre junto al cruce; (…)y hubo un día que debió parecerme tan triste por mi marcha, que no tuve más suerte que volver sobre mis pasos a sentarme de nuevo. La perra volvió a echarse frente a mí y volvió a mirarme; ahora me doy cuenta de que tenía la mirada de los confesores, escrutadora y fría, como dicen que es la de los linces... un temblor recorrió todo mi cuerpo; parecía como una corriente que forzaba por salirme por los brazos, el pitillo se me había apagado; la escopeta, de un solo caño, se dejaba acariciar, lentamente, entre mis piernas. La perra seguía mirándome fija, como si no me hubiera visto nunca, como si fuese a culparme de algo de un momento a otro, y su mirada me calentaba la sangre de las venas de tal manera que se veía llegar el momento en que tuviese que entregarme; hacía calor, un calor espantoso, y mis ojos se entornaban dominados por el mirar, como un clavo, del animal. Cogí la escopeta y disparé; volví a cargar y volví a disparar. La perra tenía una sangre oscura y pegajosa que se extendía poco a poco por la tierra


LA NOVELA EN LOS AÑOS 50

    Durante los años 50 la censura, aunque sigue siendo muy dura, comienza a relajar alguno de sus criterios, al mismo tiempo que la sociedad comienza a interesarse cada vez más por las ideas políticas que todavía son ilegales. La literatura, por todo esto, se orienta hacia una crítica de la realidad social, a través del realismo narrativo y de los temas sociales. Las dos tendencias principales en las que se plasmó este nuevo enfoque de la narrativa fueron el realismo social y el neorrealismo u objetivismo.

    La colmena, de Camilo José Cela, es la novela que muestra la transición de la preocupación existencial a las inquietudes sociales. Está protagonizada por un personaje colectivo, unos 300 personajes, en su mayoría de las clases baja o media, que luchan por sobrevivir en el duro ambiente de la posguerra en Madrid, que se presenta como un cementerio o colmena. La obra destaca por el fragmentarismo y la técnica del contrapunto: la obra consta de 215 fragmentos separados por espacios en blanco y estructurados en seis capítulos en los que se desarrolla un tejido de líneas argumentales simultáneas. El narrador está en tercera persona, pero a veces interrumpe en primera persona, como si fuera el autor. 

    El realismo social creía que la literatura podía ser una herramienta de transformación social. En las novelas de este grupo la crítica social y política se manifiesta de manera explícita, reflejando las duras condiciones de vida de las clases trabajadoras, como en Central eléctrica de Jesús López Pacheco.

    Sin embargo, en el neorrealismo, no encontramos una crítica explícita, sino que trata de describir la realidad de una manera imparcial, como la grabación de una cámara cinematográfica. Para ello se emplea un narrador objetivista en tercera persona, que se limita a recoger los diálogos de los personajes o a describir sus comportamientos. Los autores más importantes de este periodo son Ana María Matute (Los Abel), Ignacio Aldecoa (El fulgor y la sangre) y Rafael Sánchez Ferlosio, autor de la que es considerada la novela objetivista más importante: El Jarama. En ella se narra un día festivo en el que un grupo de jóvenes madrileños se traslada a una zona de baño en el río Jarama y se refleja la sensación de falta de oportunidades de las nuevas generaciones.

FRAGMENTO DE LA COLMENA, "MARTÍN MARCO"  (DE CAMILO JOSÉ CELA)

    Martín Marco vaga por la ciudad sin querer irse a la cama. No lleva encima ni una perra gorda y prefiere esperar a que acabe el metro, a que se escondan los últimos amarillos y enfermos tranvías de la noche. La ciudad parece más suya, más de los hombre que, como él, marchan sin rumbo fijo con las manos en los vacíos bolsillo --en los bolsillos que, a veces, no están ni tan calientes--, con la cabeza vacía, con los ojos vacíos, y en el corazón, sin que nadie se lo explique, un vacío profundo e implacable. 
    Martín Marco sube por Torrijos hasta Diego de León, lentamente, casi olvidadamente, y baja por Príncipe de Vergara, por General Mola, hasta la plaza de Salamanca, con el marqués de Salamanca en medio, vestido de levita y rodeado de un jardincillo verde y cuidado con mimo. A Martín Marco le gustan los paseos solitarios, las largas, cansadas caminatas por las calles anchas de la ciudad, por las mismas calles que de día ,como por un milagro, se llenan -- rebosantes como las tazas de los desayunos honestos-- con las voces de los vendedores, los ingenuos y descocados cuplés de las criadas de servir, las bocinas de los automóviles, los llantos de los niños pequeños: tiernos, violentos, urbanos lobeznos amaestrados. 
    Martín Marco se sienta en un banco de madera y enciende una colilla que lleva envuelta, con otras varias, en un sobre que tiene un membrete que dice: Diputación Provincial de Madrid. Negociado de cédulas personales. 
    Los bancos callejeros son como una antología de todos los sinsabores y de casi todas las dichas: el viejo que descansa su asma, el cura que lee su breviario, el mendigo que se despioja, el albañil que almuerza mano a mano con su mujer, el tísico que se fatiga, el loco de enormes ojos soñadores, el músico callejero que apoya su cornetín sobre las rodillas, cada uno con sus pequeñito o grande afán, van dejando sobre las tablas del banco ese aroma cansado de las carnes que no llegan a entender del todo el misterio de la circulación de la sangre. 


LA NOVELA DE LOS AÑOS 60. LA NOVELA EXPERIMENTAL


    Los novelistas de los años 60 intentaron renovar la novela española, acercándola a lo que se estaba escribiendo en otros países. Se alejan del estilo realista porque entienden que la literatura no tiene que ser una herramienta política y van a utilizar un lenguaje diferente al lenguaje cotidiano porque quieren conferir un rango artístico a la prosa narrativa. Intentan reflejar la realidad a través de las representaciones que los personajes hacen de ella en su conciencia.

De los principios anteriores se desprenden las características de la novela experimental: 

1.   Los personajes están fuertemente individualizados y sus conflictos psicológicos y existenciales se sitúan en primer plano.  Para poder reflejar esta subjetividad se hace uso de técnicas narrativas como el monólogo interior (reproducción de los pensamientos de los personajes de forma desorganizada y caótica, tal como sucede en la psique del sujeto), a menudo combinado con el tú autorreflexivo.  


2. Desaparecen los capítulos en favor de otro tipo de ordenaciones: las secuencias o los párrafos ininterrumpidos. 

3. La inclusión de materiales diversos en el curso de la novela: informes de la policía, rótulos, anuncios (Señas de identidad), una esquela (Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes),citas o referencias culturales, poemas en un idioma inventado, esquemas o diagramas (La saga, de J.B de Torrente Ballester) 

4. La voluntad de renovación estilística, se traduce en el empleo de un estilo barroquizante, muy elaborado o deliberadamente hermético, que se aparta, en ocasiones, de la lengua común.

La obra más importante de este periodo es Tiempo de silencio (1962), en la que Luis Martín Santos utiliza la técnica del flujo de conciencia para reflejar el fracaso de la sociedad de la época a través del fracaso vital del personaje de Pedro, un joven médico. También podemos destacar Cinco horas con Mario, de Miguel Delibes (construida como un soliloquio de una viuda en el velatorio de su marido) y Volverás a Región, de Juan Benet, donde Región es un espacio simbólico, reflejo de la España desgarrada por la guerra civil.


FRAGMENTO DE TIEMPO DE SILENCIO, DE LUIS MARTÍN SANTOS

Pedro, un joven prometedor que investiga el cáncer en ratas se ve involucrado en un aborto clandestino. 

Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear.

Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses



LA NOVELA DEL EXILIO


La mayoría de los narradores cercanos a la generación del 27 se vieron obligados a exiliarse durante la dictadura. En sus obras del exilio predominan sobre todo dos líneas temáticas: las causas, desarrollo y secuelas de la Guerra Civil y la reflexión autobiográfica, en la que a través de su propia vida cuentan los cambios que han sucedido en el país. Dos de los principales autores del exilio son Ramón J. Sender, y Max Aub. El primero es autor de Réquiem por un campesino español, sobre un párroco que delató a un campesino fusilado durante el primer año de la guerra. La novela reflexiona sobre la barbarie y sobre la actitud de la Iglesia durante el conflicto. Ramón J.Sender también escribe Crónicas del alba, constituida por nueve novelas autobiográficas. En cuanto a Max Aub, escribió El laberinto español, un conjunto de seis novelas influidas por la novela experimental sobre la Guerra Civil y su contexto. En ellas utiliza estrategias narrativas novedosas como el monólogo interior, los diálogos sin narrador o la multiplicación de puntos de vista.

FRAGMENTO DE RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL

-- Yo he venido aquí con la condición de que no te harán nada. Es decir, te juzgarán delante de un tribunal, y si tienes culpa, irás a la cárcel. Pero nada más. 

-- ¿Está seguro?

El cura tardaba en contestar. Por fin dijo: 

-- Eso he pedido yo. En todo caso, hijo, piensa en tu familia y en que no merecen pagar por ti. 

Paco miraba alrededor, en silencio. Por fin dijo. 

-- Bien, me quedan cincuenta tiros, y podría vender la vida cara. Dígales a los otros que se acerquen sin miedo, que me entregaré. 

De detrás de una cerca se oyó la voz del centurión: 

-- Que tire la carabina por la ventana, y que salga. 

Obedeció Paco. Momentos después lo habían sacado de Pardinas, y lo llevaban a empujones y culatazos al pueblo. Le habían atado las manos a la espalda. Andaba Paco cojeando mucho, y aquella cojera y la barba de quince días que le ensombrecía el rostro le daban una apariencia diferente. Viéndolo, mosén Millán le encontraba un aire culpable. Lo encerraron en la cárcel del municipio. 
Aquella misma tarde los señoritos forasteros obligaron a la gente a acudir a la plaza (...) Luego cantaron un himno con el brazo levantado yo la mano extendida, y mandaron a todos retirarse a sus casa y no volver a salir hasta el día siguiente bajo amenazas graves. 
Cuando no quedaba nadie en la plaza, sacaron a Paco y a otros dos campesino de la cárcel, y los llevaron al cementerio, a pie. Al llegar era casi de noche. Quedaba, detrás, en la aldea, un silencio temeroso. 
El centurión, al ponerlos contra el muro, recordó que no se habían confesado, y envió a buscar a monsén Millán. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LOS DEMOSTRATIVOS, POSESIVOS Y CUANTIFICADORES. Tema 4. Gramática. 1º ESO

ENLACE MUY CHULO SOBRE LOS DEMOSTRATIVOS Y LOS POSESIVOS : ESTAMOS POSEÍDOS. BÚSQUEDA DE DEMOSTRATIVOS LOS  NUMERALES E INDEFINIDOS.